domingo, 10 de abril de 2011

Si Roland Barthes pudo hacerlo yo también:

::: Me gusta, no me gusta. :::

>Me gusta, no me gusta: esto en verdad no es de ninguna relevancia para nadie;
es absurdo al parecer. Y, empero, esto quiere decir: mi mente no es igual a la tuya.

Me gusta la música. No me gusta mi voz.
Sin embargo, me gustan más que nada las cosas quietas y calladas (me gustan las estatuas).
Me gusta lo arcaico, las casonas derruidas que el tiempo devora y mutila.
No me gusta el celular. No me gustan los autos. Me gustan los viajes largos en bus, en donde tu vida se ve de repente suspendida.
Me gusta asimismo caminar, a paso rápido, escuchando alguna canción que se adapte a mi ritmo. Me gusta hacerlo especialmente durante el otoño, que es cuando las calles se ven cubiertas por esa deliciosa alfombra.
No me gustan las personas pretensiosas. No me gustan los que dan cátedra en lo que no son expertos.
Me gustan las voces femeninas. Detesto la mía.
No me gustan las masas. Aborrezco los malls.
Me gustan los días en que ando inspirado. Me gusta aprender. Me gusta que los demás aprendan.
No me gusta improvisar un discurso en una celebración. Me gusta la cerveza más que el ron. Me gusta el idioma alemán.
Aún no sé... si me gusta la vida. Me gustan las vidas ficticias. Animé y literatura.
No me gusta pensar en el futuro. No me gusta...
Me gustan las repeticiones. Me gustan las repeticiones.
Me gusta lo lindo. No me gusta MTV.
No me gusta decir lo que pienso, sobre todo si me veo obligado a hacerlo.
Me gusta el pragmatismo. Me gustan las personas pragmáticas.
Me gustan las mujeres. Me gustan exageradamente las mujeres que se ven bien con lentes.
Me gusta buscar palabras al azar en un diccionario. Me gusta la psicología, pero no el psicoanálisis.
Me gusta ser joven. Me gustaría ser viejo. Pero tampoco quiero vivir tanto tiempo.
Odio la farándula, pero me gustan los traseros de las modelos.

Amo a mi mamá, pero me fastidian los mamones.
Me gustan las listas.

Aquí comienza el abuso, que obliga al otro a soportarme con mis gustos y disgustos, a permanecer callado y amable ante goces o rechazos que no comparte. (Una mosca me molesta y la mato: uno mata lo que le molesta. Si no hubiese matado la mosca, habría sido por puro liberalismo: soy liberal para no ser un asesino).